domingo, 24 de abril de 2011

¿Qué es un conflicto?

Un conflicto es una situación en que dos o más individuos o grupos con intereses contrapuestos entran en confrontación, oposición o emprenden acciones mutuamente antagonistas, con el objetivo de neutralizar, dañar o eliminar a la parte rival para lograr así la consecución de los objetivos que motivaron dicha confrontación.

Por su condición a menudo extrema o por lo menos confrontacional en relación a objetivos considerados de importancia o incluso urgencia (valores, estatus, poder, recursos escasos) el conflicto genera problemas, tanto a los directamente envueltos, como a otras personas.




En este video se define de una manera mas didáctica el término Conflicto, a la vez plantea de una manera resumida los temas relacionados 

Factores y Causas de un Conflicto

Existen 3 factores principales que propician la aparición de conflictos, las detallaremos a continuación:


  • Factores culturales. Representan la suma de todos los mitos, símbolos, valores e ideas que sirven para justificar la violencia o la paz.
  • Factores estructurales. Son aquellos condicionantes que perpetúan las desigualdades, la falta de equidad, la explotación, etc.
  • Factores de comportamiento. Son producto de los factores culturales y estructurales y se materializan en conductas agresivas (de tipo físico o verbal) o por el contrario en comportamientos de diálogo favoreciendo el entendimiento y el respeto.
Existen otros factores que también pueden causar conflictos, tales como:
    • Falta de comunicación
    • Falta de información
    • Intereses desiguales, etc.







Respecto a la causa que determina o provoca un conflicto encontramos:
  • Conflictos de relación y comunicación. Se deben a fuertes emociones negativas, a percepciones falsas o estereotipos, o a la escasa falta comunicación entre las partes. Conducen a una espiral de escalada progresiva del conflicto destructivo.

  • Conflictos de información. Se deben a la falta de información necesaria para tomar las decisiones adecuadas por lo que se interpreta de manera diferente la situación o no se le asume el mismo grado de importancia.

  • Conflictos de intereses. Se deben a la competición entre necesidades no compatibles o percibidas como tales. También puede ser de tipo psicológico y comportan percepciones de desconfianza, juego sucio, intolerancia, etc.

  • Conflicto de valores. Se deben a los diferentes criterios de evaluación de ideas, creencias o comportamiento que se perciben como incompatibles. El conflicto estalla cuando estos valores se intentan imponer por la fuerza a la otra parte que los percibe como negativos, no importante o no propios.

  • Conflictos de roles. De poder, de autoridad y de acceso a los recursos. Se deben a pautas destructivas de comportamiento, de desigualdad del control o distribución de recursos, de desigualdad de poder y autoridad, de restricciones del tiempo, etc.

Actitudes ante el conflicto

Frente a una situación de conflicto, sea cual sea su naturaleza, hay multitud de posibilidades de reacción, tanto a nivel individual como colectivo, dándose las diversas actitudes, según se acepte, evite o niegue el conflicto. En tales situaciones, se puede describir el comportamiento de un individuo a lo largo de dos dimensiones básicas:

    Asertividad, la medida en que la persona intenta satisfacer sus propios intereses.

    Cooperativismo, la medida en que la persona intenta satisfacer a la otra persona se refiere.



    Estas dos dimensiones básicas de comportamiento define cinco modos diferentes para responder a situaciones de conflicto, además de la negación de existencia del mismo. Estas reacciones se describen a continuación:




    • Negación, Se evita reconocer la existencia del conflicto.
    • Competición (ganar/perder). Consiste en la actitud de querer conseguir lo que uno quiere
    • Acomodación (perder/ganar). Consiste en no hacer valer ni plantear los objetivos propios por tal de no confrontar a la otra parte. De esta manera, no se resuelve el conflicto puesto que las necesidades de una de las partes no han quedado satisfechas.
    • Evasión (perder/perder). Se reconoce la existencia del conflicto, pero sin deseos de enfrentarse a él por ninguna de las partes. Con esta actitud no se logra ni la consecución de objetivos ni la relación idónea para ninguna de las partes involucradas.
    • Cooperación (ganar/ ganar). Las partes en conflicto entienden que es tan importante los objetivos propios como la relación, por lo que el fin y los medios tienen que ser coherentes entre ellos.
    • Negociación. La partes llegan a un acuerdo sin renunciar a aquello que les es fundamental (necesidades), pero ceden en lo que es menos importante.




    En este video apreciamos las diferentes actitudes que toman los personajes ante un conflicto dado y cómo estas influyen en la resolución del mismo

    Conflictos entre padres y adolescentes





    Los enfrentamientos crónicos entre los padres y los hijos adolescentes son una etapa “casi normal” durante un periodo de la convivencia. Ante esta situación es ideal preservar determinados aspectos de la relación para que una vez superado el momento todo vuelva a ser como era antes.

    Los padres frecuentemente se preocupan o confunden por los cambios en sus hijos adolescentes. Cada joven es un individuo, con una personalidad única y con intereses propios, sus propios gustos y disgustos.


    Sin embargo, hay numerosos factores comunes en el desarrollo que todos confrontan durante los años de la adolescencia. Las emociones y el comportamiento normales del adolescente en los años de la escuela intermedia y de los primeros de la secundaria se identifican en la lucha con su sentido de identidad, en que se siente extraño o abochornado consigo mismo o con su cuerpo.


    También se nota en que generalmente, se enfoca en sí mismo, alternando entre altas expectativas y un pobre concepto propio, lo influencian los amigos en su modo de vestir e intereses, su humor es cambiante, mejora su habilidad del uso del lenguaje y su forma de expresarse.


    Muchas veces tiene menos demostraciones de afecto hacia los padres; ocasionalmente el adolescente se pone grosero, se queja de que los padres interfieren con su independencia, y tiene la tendencia a regresar al comportamiento infantil, particularmente cuando está bajo mucho estrés.


    El joven en este periodo, también tiene un interés mayormente del presente, y pensamientos limitados acerca del futuro, se expanden y aumentan en importancia los intereses intelectuales, y adquiere una mayor capacidad para el trabajo (físico, mental y emocional).


    Consejos de acción de actitud para padres de hijos adolescentes



    ¿Cómo pueden los padres ayudar a que sus hijos pasen por esa “transición”, de tal manera que se renueven y crezcan, en vez de que salgan del proceso deteriorados, sin retos que enfrentar y desilusionados?
    He aquí algunas sugerencias:


    - Orientarlos para que aprendan y saquen provecho de sus errores.



    En lugar de someterlos a interrogatorios policiacos que lo único que consiguen es hartarlos, conviene preguntarles ¿por qué crees que falló?, ¿qué crees que convendría haber hecho?.



    - En lugar de darles “recetas”, dejarlos que asuman responsabilidades y preguntarles ¿qué piensas hacer ahora para resolver esta situación?



    - Evitar forzarlos a que hagan las cosas “a la manera” de los padres, en vez de tratar de convencerlos, darles oportunidad para que juzguen y experimenten, como por ejemplo, en el caso del vestuario.


    - Ayudarlos a que descubran lo que es valioso en su persona. Que tomen conciencia de que valen por lo que son, no por lo que traen puesto o por lo que tienen.


    - Darles oportunidad de que vivan sus propias experiencias en situaciones que no implican mayor riesgo. Por ejemplo en el caso del dinero, se les puede asignar una cierta cantidad, para que la administren bajo su propio riesgo.


    - Hacer que en casa haya “claridad de reglas”, que sepan el qué y el por qué, para ayudarlos y formarlos. Que haya límites claros pero razonados, no impuestos, pues eso les da seguridad.

    - Tener cuidado con lo que los hijos ven y leen, no a base de represión, sino de reflexión. Puede aprovecharse o provocar el ver con ellos un programa de televisión o una película y luego, discutir y evaluar, para ayudarles a formarse un criterio.